El sapo común es un anfibio sin cola (anuro) de mediano tamaño. Tiene una distribución muy amplia, siendo uno de los anfibios más comunes en la región paleártica. En España, se encuentra en toda la Península Ibérica, habitando zonas húmedas, especialmente con densa vegetación.

En la época de cría, los reproductores se reúnen en remansos de agua en los que los machos, de pequeño tamaño, atraen a las hembras, que los duplican en tamaño, con sus cantos (poco llamativos si los comparamos con otras especies). Suelen volver a las charcas en las que nacieron.

Las hembras realizan una puesta de varios miles de huevos de los que saldrán los pequeños renacuajos que permanecerán en el remanso de agua hasta su metamorfosis. En ese momento, los pequeños sapos de 1 cm, abandonarán su charca de origen para iniciar su vida terrestre.

Los anfibios son la clase de vertebrados más amenazada del planeta, con hasta la mitad de las especies enfrentándose a la extinción. Desgraciadamente, las poblaciones de sapo común están seriamente amenazadas por el aumento global de las temperaturas, la contaminación de las aguas (especialmente productos fitosanitarios) y los abundantes atropellos.