Este curioso pez que tiene el cuerpo cubierto de placas óseas en lugar de escamas se encuentra en el Atlántico noreste, desde las Islas Británicas hasta las costas de África Occidental, incluyendo el Mar Mediterráneo y el Mar Negro en aguas costeras poco profundas, especialmente zonas con vegetación marina densa como praderas de posidonia, algas y esponjas.

Gracias a su forma y a su coloración, puede camuflarse a la perfección y es capaz incluso de cambiar de color. Presenta  una cola prensil que utilizan para agarrarse a la vegetación y un hocico largo y tubular con el que aspira la comida (pequeños crustáceos – plancton). Tienen una visión excelente y pueden mover cada ojo independientemente, lo que les permite vigilar su entorno y buscar comida simultáneamente.

Carece de estómago por lo que no aprovecha demasiado bien los nutrientes y tiene que ingerir grandes cantidades de alimento.

Pese a no haber diferencias en el tamaño, los machos pueden distinguirse de las hembras por su bolsa incubadora, visible especialmente si contiene huevos.

Se trata de una especie monógama que establece parejas de por vida, si uno de ambos muere, el otro no vuelve a emparejarse. Tras una danza nupcial, la hembra transfiere los huevos al macho que los incuba y los aloja en la bolsa incubadora. Las larvas eclosionan en el interior del padre y se alimentan de huevos no fecundados hasta el momento del nacimiento.

Los machos son capaces de parir más de cien crías que permanecen en zonas cercanas al lugar de su nacimiento. Eso hace que la dispersión sea menor que en especies planctónicas y, por tanto, que sus poblaciones sean especialmente vulnerables a la fragmentación y a la degradación de sus hábitats.

La mayor amenaza para esta especie es la degradación de sus hábitats y la pesca accidental y furtiva. Existe un gran comercio de ejemplares procedentes del furtivismo ya que en la medicina tradicional china es una especie muy valiosa. Cabe destacar que no hay aval científico sobre sus supuestas cualidades curativas.